Tortilla Española

La tortilla española o de patata, es uno de los platos más conocidos  de nuestra gastronomía. No solamente nos gusta a los de aquí, sino que todo el que nos visita queda embrujado por este sencillo y sabroso plato. Conocida mundialmente por su delicioso e inconfundible aroma y sabor, no hay quien se resista a un buen pincho de tortilla. Hablaremos de su historia y de algunas curiosidades de este curioso plato.

Hablamos de que es sencillo por sus ingredientes, pero el verdadero arte reside en su elaboración. Hay tantos tipos de tortilla de patatas como cocineros y requiere cierta pericia y experiencia. Pero antes, vamos a hablar un poco de su historia.

Como dato curioso decir que las patatas las trajo Pizarro de América a Europa en el año 1537 como alimento para los animales, ya que en aquella época los alimentos que provenían de la tierra se consideraban venenosos para el consumo humano, teniendo que esperar hasta 200 años para que se consideraran aptas para nuestro consumo.

 Una vez empezamos a consumirlas, casi todas las teorías sobre  el origen de la tortilla, más concretamente, el momento que se mezclan con el huevo, nos llevan al siglo XIX y a Villanueva de la Serena  (Badajoz). Dicen, que el marqué de Robledo, buscaba un alimento que fuera nutritivo y barato para luchar contra las hambrunas que sufría toda Europa desde finales del siglo XVIII.

Al contrario que otras fórmulas de origen regional que han traspasado fronteras como la paella, el gazpacho o la fabada, la tortilla de patata se elabora con la misma receta en todo el país , sus ingredientes no cambian; En realidad hay uno que es motivo de discusión entre los  forofos de este plato, añadir o no cebolla.

 También hay alteraciones en la cantidad de huevos por medida de patata y dejarla  o no poco hecha o  cuajar más el huevo. Ahí está, como decíamos antes, el arte de cada uno, su elaboración.

Sus  nutrientes esenciales son una mezcla de la proteína del huevo y los carbohidratos de la patata por lo que sirve de desayuno, comida o cena y es parte indiscutible de meriendas campestres y fiestas populares. Es aquello que anhelamos comer cuando volvemos del extranjero y lo que veneramos recordando a nuestras abuelas.

 En conclusión, con cebolla o sin cebolla, más o menos hecha, la tortilla de patatas es igual hace 125 años que ahora. Está presente en la memoria y en el presente de todos y siempre asociada a momentos alegres en compañía de nuestros seres queridos.


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